Han pasado el invierno en la África subsahariana y hacen miles de kilómetros en migración para llegar aquí. Ya se pueden ver construyendo los nidos de barro en muchos pueblos y ciudades desde hace unos días. Están protegidas y, por lo tanto, sus nidos no se pueden tocar, aunque nos molesten los excrementos o el ruido. Además, son el mejor insecticida natural. La ley las protege (las multas para retirar un nido pueden llegar a los 200.000 euros) pero también varias entidades ornitológicas velan por las diferentes especies de golondrina, que están en regresión.
Fuente;https://www.ccma.cat/324