Desde que entró en vigencia la Ley de Modernización y Seguridad Alimentaria ( FSMA ) en 2011, las compañías estadounidenses han tenido que llevar sus prácticas de seguridad alimentaria a un nuevo nivel. La ley introdujo cambios sustanciales, como un enfoque más fuerte en la prevención, nuevos peligros a considerar (control radiológico, alérgenos y adulteración motivada económicamente), más transparencia y responsabilidad, y una inspección más cercana de la cadena de suministro.
Adaptarse a estas disposiciones significa nuevos desafíos para las empresas alimentarias, especialmente cuando se trata de preparar el plan de seguridad alimentaria, el documento escrito o un conjunto de documentos en el que las empresas deben explicar cómo evitan que ocurran incidentes de seguridad alimentaria y cómo manejarán una emergencia Si uno sucede.
El mayor enemigo de la prevención: la complacencia
Los autores de la FSMA redujeron en gran medida la aplicación de Análisis de Peligros y Puntos Críticos de Control ( HACCP ) a favor de un marco llamado Controles preventivos basados en riesgos de análisis de riesgos (HARPC). En comparación con HACCP, HARPC es más proactivo, menos reactivo y tiene un enfoque más fuerte en la prevención basada en el riesgo. Para las compañías de alimentos, una de las consecuencias prácticas de este cambio es que los pasos y procedimientos que formaron parte de los Programas de requisitos previos de HACCP son obligatorios en HARPC.