En el sector alimentario, la calidad y la seguridad no son solo objetivos: son compromisos regulados por sistemas internacionales como APPCC, BRCGS v9, IFS Food v8, ISO 22000:2018 y FSSC 22000 v6. Todos ellos coinciden en un punto esencial: la necesidad de contar con un plan de actuación integral frente a plagas, como parte del sistema de gestión de peligros.
¿Qué exige cada norma?
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APPCC (Análisis de Peligros y Puntos Críticos de Control): identifica las plagas como peligros biológicos que deben controlarse en puntos críticos.
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BRCGS v9: exige un programa documentado de control de plagas, con auditorías internas, trazabilidad y revisión por la dirección.
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IFS Food v8: requiere que el plan de control de plagas esté integrado en el sistema de calidad, con personal formado y proveedores homologados.
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ISO 22000:2018: considera el control de plagas como parte de los programas prerrequisitos operativos (PPO), esenciales para la inocuidad.
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FSSC 22000 v6: amplía los requisitos de ISO 22000, incluyendo validación de métodos, evaluación de riesgos y mejora continua.
¿Qué implica un plan de actuación integral?
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Diagnóstico inicial y evaluación de riesgos
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Diseño de medidas preventivas y correctivas
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Aplicación segura y trazable de tratamientos
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Supervisión periódica y revisión documental
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Formación del personal y coordinación con proveedores
¿Por qué es estratégico para la empresa?
Porque un plan de control de plagas bien diseñado no solo evita contaminaciones y sanciones, sino que refuerza la confianza del cliente, mejora la reputación de la marca y facilita auditorías externas.
Además, permite anticiparse a incidencias, reducir costes operativos y demostrar un compromiso real con la seguridad alimentaria y el medio ambiente.