Micotoxinas, la ACSA actualiza su información sobre este peligro alimentario

Micotoxinas, la ACSA actualiza su información sobre este peligro alimentario

Micotoxinas son compuestos químicos tóxicos producidos de forma natural por algunos géneros de hongos, que pueden contaminar determinados alimentos y producir enfermedades en personas y animales. La ACSA ha actualizado la información recogida en su herramienta consultiva "Mapa de peligros alimentarios" referente a siete tipos de micotoxinas relevantes para la seguridad alimentaria.

Existe una variedad muy amplia de micotoxinas que pueden afectar a la salud, las más importantes son las toxinas producidas por mohos de los géneros Aspergillus, Fusarium y Penicillium. Estos metabolitos contaminantes se producen durante la producción, la cosecha y el almacenamiento de alimentos como cereales, frutos secos, especias, legumbres o tubérculos. 

Las micotoxinas pueden tener una toxicidad aguda o crónica para personas y animales, y representan un peligro para la seguridad alimentaria a nivel global. De hecho, se estima que afectan a alrededor de un 25% de los cultivos a nivel mundial.  Su control es complejo debido a su persistencia, su presencia aleatoria, la falta de indicios o cambios en el alimento contaminado y, especialmente, por su resistencia a prácticamente todos los procesos de la industria alimentaria.

La Agencia Catalana de Seguretat Alimentaria (ACSA) incluye las micotoxinas en el apartado de peligros químicos en su herramienta de consulta  "Mapa de peligros alimentarios", y recientemente a actualizado la información sobre las siguientes micotoxinas:  Aflatoxinas, Ocratoxinas, Zearalenona, Deoxinivalenol, Fumonisinas, Tricotecenos T-2 y HT2 y Patulina.

El Mapa de Peligros alimentarios recoge información sobre las características de cada micotoxina, los alimentos donde se pueden encontrar, la enfermedad que provoca en personas, medidas de control, etc., y constituye una herramienta que puede contribuir a ayudar a las empresas del sector agroalimentario a implantar su sistema de autocontrol.

Fuente: Agencia Catalana de Seguretat Alimentaria