Cada año, coincidiendo con la mágica festividad de Sant Joan, no solo se encienden hogueras y se lanzan petardos en nuestras calles: también ocurre un espectáculo natural fascinante y poco conocido… ¡el vuelo nupcial de las hormigas aladas!
A finales de junio, con el calor y la humedad propias del inicio del verano, algunas especies de hormigas comunes en Cataluña—como Lasius niger, Messor barbarus o Crematogaster scutellaris—emprenden su vuelo nupcial. Es entonces cuando miles de machos y hembras alados salen de sus nidos para reproducirse en el aire.
Lejos de ser una invasión, esta salida sincronizada tiene un propósito esencial: la formación de nuevas colonias. Tras el apareamiento, las reinas pierden sus alas, buscan un lugar adecuado y, si todo va bien, fundan una nueva sociedad subterránea.
Aunque a algunos les sorprenda encontrarlas en terrazas o ventanas durante la verbena, estas hormigas son inofensivas y forman parte de un ciclo ecológico vital. Como quien se lanza a bailar alrededor del fuego, ellas también celebran el verano... a su manera.